Vista del sueño: Slice

Un juego de plataformas preciso hasta el píxel que pasa el corte sobradamente.#

Cuando se trata de frenéticos juegos de plataformas, la precisión es clave. Tus acciones (y reacciones) son como una cuchilla, afilada con paciencia y repetición. ¿El objetivo final? Usar esas habilidades para superar niveles de manera sistemática, descubriendo qué hace que funcionen antes de encontrar la ruta perfecta para atravesarlos. Pero la precisión de los juegos de plataformas no está solo en el juego; también está en el diseño. Solo eres tan poderoso como el desarrollador te haga sentir.

En ocasiones, ManChickenTurtle nos ha convencido de que podemos volar. Nuestro diminuto héroe con katana, dispuesto a salvar almas perdidas cortándolas en dos, tiene un agradable doble salto flotante que se recupera al tocar el suelo o al agarrarse a una pared.

Y luego está el movimiento cortante del título. Es un golpe en carrera multidireccional que cumple dos funciones, como ataque y como habilidad de movimiento. Sus tres usos se recargan tocando superficies o dañando almas. Slice explica bien estos saltos y cargas: nos encontramos deseando que un elemento de la IU nos recuerde cuántos hemos hecho de cada uno de ellos, pero llevar la cuenta pronto se convierte en algo intuitivo porque el diseño del nivel nos enseña, poco a poco, cómo aprovechar la inercia al máximo.

Los momentos más divertidos de Slice están en los últimos niveles, donde tus habilidades están más depuradas y todo el duro trabajo preparatorio da sus frutos. ManChickenTurtle prepara sutilmente una cadena de obstáculos que identificamos mediante ensayo y error, con una «x» roja marcando nuestras muertes anteriores. Un muro dorado evita que subamos un abismo saltando en la pared; aprendemos a guardar los golpes en carrera para atravesarlo. Descubrimos un alma en la parte superior que puede rellenarlos, que algunas almas disparan proyectiles que debemos esquivar y que una barrera hueca oculta permite acceder al último objetivo que necesitamos para superar el nivel. Entonces llega la carrera dorada: recorres el nivel en una maraña de saltos, cortes y deslizamientos ensayados, cada uno como parte de nuestra secuencia que nos lleva a la siguiente.

Con una duración de media hora y con la dificultad muy asociada al dominio de la inercia para establecer los mejores tiempos por nivel, es un juego de plataformas raro que parece ser para todo el mundo. Los que disfrutaron con Super Meat Boy encontrarán aquí muchas cosas que les gustarán (si creían que habían visto la última sierra circular, piénsenlo mejor) y hay incluso un toque de Hotline Miami en el escenario, gracias en gran parte a una fantástica banda sonora colaborativa. Alternar entre ominosos sintetizadores, a lo Carpenter Brut, y funky lo-fi jams de un nivel a otro, todos hechos por diferentes músicos en Dreams, combina perfectamente con el frenético ritmo de la acción y complementa las escenas dibujadas (obra de shandyboy1975) que van contando la historia de Slice.

Sin duda, los detalles de este juego de plataformas son los que dejan una impresión más duradera, desde cómo se mueve el personaje en el aire con poquísimas instrucciones, hasta la presentación profesional que se ha logrado con las contribuciones de otros soñadores. Creíamos que éramos precisos. No somos mejores que ManChickenTurtle.

VEREDICTO: Rápido, fluido y creado con el máximo cuidado, este frenético juego de plataformas corta-y-raja se lleva la puntuación más afilada. (Afilada. ¿Lo pilláis? Bah, no importa).

(Tienes que tener Dreams)